
Dron avistado en aeropuerto de Barajas
- No volar cerca de aeropuertos o zonas controladas por el tráfico aéreo.
- No volar por encima de los 120 metros de altura.
- No volar en zonas urbanas o sobre aglomeraciones de personas.
- No volar de noche o con condiciones meteorológicas adversas.
- No volar fuera del alcance visual del operador o sin un sistema adecuado de control remoto.
- No volar sin tener un seguro de responsabilidad civil que cubra los posibles daños que pueda causar el dron.
Estas normas están establecidas por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), y su incumplimiento puede suponer sanciones económicas e incluso penales. Además, algunos fabricantes como DJI incorporan en sus drones sistemas de Geolocalización y Geofencing que impiden el arranque o el vuelo en zonas restringidas o prohibidas.
Por otro lado, los drones que se usan para fines profesionales o comerciales son los más grandes y pesados, y tienen una mayor autonomía y capacidad. Estos drones pueden estar equipados con cámaras o sensores más avanzados, o con sistemas de carga útil que les permiten transportar objetos o personas. Algunos ejemplos son los drones Amazon Prime Air, Uber Elevate o Airbus Vahana, entre otros. Estos drones requieren una autorización específica por parte de la AESA para poder operar, y deben cumplir con unos requisitos técnicos y operativos más exigentes. Entre estos requisitos se encuentran los siguientes:
- Tener un certificado de aeronavegabilidad que acredite que el dron cumple con las normas de diseño y fabricación.
- Tener un certificado de operador que acredite que el operador tiene la formación y la experiencia necesarias para manejar el dron.
- Tener un plan de vuelo que detalle la ruta, la altitud, la velocidad, el tiempo y el objetivo del vuelo.
- Tener un sistema de comunicación y control que garantice la conexión permanente entre el dron y el operador o el centro de control.
- Tener un sistema de detección y evitación que permita al dron identificar y evitar posibles obstáculos o colisiones.
- Tener un sistema de emergencia que permita al dron aterrizar de forma segura en caso de fallo o pérdida de control.
Estos requisitos están en proceso de armonización a nivel europeo, mediante el Reglamento (UE) 2019/947, que entraron en vigor en 2023. Este reglamento establece un marco común para regular el uso de los drones en el espacio aéreo europeo, y clasifica los drones en tres categorías: abierta, específica y certificada, según el nivel de riesgo que suponen para la seguridad aérea.
Entonces, ¿Qué tipo de dron pudo causar el incidente en el aeropuerto de Barajas? Según las declaraciones de los pilotos que lo avistaron, se trataba de un Dron o varios Drones que volaban a una altura de unos 400 metros, cerca de las pistas de aterrizaje. Esto descarta que se tratara de un dron recreativo, ya que estos no pueden volar tan alto ni tan cerca de un aeropuerto. Tampoco parece probable que se tratara de un dron profesional o comercial, ya que estos necesitan una autorización previa para volar en esa zona, y tendrían sistemas de seguridad que evitarían su entrada en el espacio aéreo restringido. Por tanto, la única opción que queda es que se tratara de un dron ilegal o no autorizado, que pudiera tener unas dimensiones y unas características superiores a las habituales, y que pudiera escapar al control y a la detección de las autoridades.
Pero, ¿Qué motivación podría tener alguien para hacer volar un dron ilegal o no autorizado en el aeropuerto de Barajas? ¿Qué riesgos supone para la seguridad aérea? Estas son preguntas difíciles de responder, ya que pueden haber múltiples motivos y consecuencias. Algunas posibles hipótesis son las siguientes:
- Espionaje: El dron podría estar equipado con una cámara o un sensor que le permitiera captar información sensible o confidencial del aeropuerto o de los aviones que operan en él. Esto podría tener fines comerciales, políticos o militares.
- Sabotaje: El dron podría estar equipado con un sistema de carga útil que le permitiera transportar algún tipo de arma o explosivo, con el objetivo de dañar o destruir alguna infraestructura o aeronave del aeropuerto. Esto podría tener fines terroristas, criminales o vandálicos.
- Distracción: El dron podría estar equipado con algún tipo de dispositivo luminoso o sonoro que le permitiera llamar la atención o distraer a los pilotos o al personal del aeropuerto. Esto podría tener fines lúdicos, reivindicativos o provocadores.
- Error: El dron podría estar operado por alguien sin experiencia o sin conocimiento de las normas y los riesgos que implica volar un dron en una zona tan sensible como un aeropuerto. Esto podría deberse a una imprudencia, una negligencia o una ignorancia.
Sea cual sea el motivo y el tipo de dron que causó el incidente en el aeropuerto de Barajas, lo cierto es que se trata de un hecho grave que pone en peligro la seguridad aérea y la vida de las personas. Por eso, es importante concienciar y educar a los usuarios y operadores de drones sobre las normas y las responsabilidades que conlleva su uso. También es importante dotar a las autoridades competentes de los medios técnicos y legales necesarios para prevenir, detectar y sancionar este tipo de infracciones. Y sobre todo, es importante fomentar un uso responsable y seguro de los drones, que respete la legalidad y la convivencia con el resto de usuarios del espacio aéreo.
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